sábado, 29 de octubre de 2011

Nahemah - The Second Philosophy (2007)


Mierda de país y mierda del llamado negocio de la música. Y esta vez no me refiero a la bazofia pseudo pop que inunda la radio. La escena del metal, bendita sea, también tiene lo suyo. Como esta oleada de power metal ñoño y paellero que nos ha tocado sufrir ultimamente. En serio. Y cuando, hace un buen puñado de años, aparecieron los chicos de Nahemah y nadie parecía comprender su música, haciendo que ficharan por la discográfica alemana de Lifeforce Records y alejándolos en gran medida del país, todos nos morimos un poco por dentro.


Lo cierto es que la música de Nahemah es muy difícil de describir. Podemos partir considerándolos un poco los Opeth españoles. Y si te comparan con un grupo como es Opeth, es que eres bueno. Muy bueno. Similitudes entre los chicos de Pablo Egido y los de Mikael Åkerfeldt hay, por supuesto. Pero al mismo tiempo, y con esto no me estoy decantando por ninguno de los dos grupos mencionados, Nahemah tiene un sabor totalmente distinto al de Opeth.

En el caso de Opeth, es fácil distinguir sus influencias principales, así como colgarles su sambenito de death metal progresivo. Pero con Nahemah es más difícil. Tiene tanto voces guturales como melódicas, cambios algo bruscos y estructuras complejas en sus canciones, y por último pero no menos importante, la atmósfera. Nahemah tiene una atmósfera muy característica, efecto de los teclados y saxofones que emplean a menudo, creando esos pasajes ambientales más propios del post-rock que del death metal, los cuales son verdaderamente una delicia. Y es este The Second Philosophy donde más se aprecia esta mezcla tan especial y personal, este eclecticismo que han sabido crear y consolidar hasta la fecha.

The Second Philosophy es un disco muy completo. Por un lado hay canciones más potentes, donde abunda el abrasivo gutural de Egido y los elementos propios del death metal, como el tema que abre el disco, Siamese o Labyrinthine Straight Ways, pero siempre con la guarnición adecuada de teclados ambientales y estribillos melódicos, incluyendo en esta última el saxofón cerca del final del tema. Otros temas incorporan sintetizadores y fragmentos hablados grabados con antelación, siendo Change el ejemplo característico. También en Nothing, en menor medida.

Las canciones del disco suelen tener un nombre recurrente y evocador, Like A Butterfly In A Storm, Killing My Architect o la magnífica Subterranean Airports, que se consolidan como auténticas maravillas al potenciar ese elemento tan mágico y atmosférico que destilan. Es también difícil hablar sobre los temas de Nahemah, por el hecho de que, simplemente, tienen demasiados matices por describir que hacen que sea prácticamente imposible describirlos en su totalidad. Porque, ¿cómo podría clasificar Phoenix o The Speech?

El saber no encasillarse y experimentar incluyendo elementos totalmente dispares, mientras consigues que nada esté de más, que todas las piezas encajen a la perfección para que a la hora de poner en marcha este engranaje que es Nahemah, suene así de bien, es algo que hace que admire a esta banda. Y sí, españoles, encima. Porque no todo se reduce a Mägo de Oz y Extremoduro, señores.

1 comentarios:

  • 12 de agosto de 2013, 18:35
    L6944 says:

    Se ve muy interesante lo que dices... trataré de seguir oyéndolos

    delete

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